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Los pequeños no son ajenos a las alteraciones del sueño. Este es uno de los problemas más frecuentes en la infancia, se estima que el 20% de los menores de 10 años del Estado tienen problemas para dormir, aunque con la ayuda de profesionales sanitarios y apoyo familiar puede tratarse correctamente.

Desde antes del nacimiento, los niños y niñas tienen neuronas cerebrales con capacidad de ejercer como “reloj biológico” y el control del sueño está determinado por este, que permite que el niño duerma a ciertas horas y se mantenga despierto en otras.

Sin embargo, la actividad de este reloj biológico también se ve influido por las condiciones medioambientales de luz-oscuridad. En condiciones de oscuridad, nuestro cerebro segrega una hormona llamada melatonina, que facilita el sueño. Al contrario, esta hormona es inhibida por la luminosidad exterior.

Lo primordial: establecer hábitos de sueño

Es fundamental que las familias ayuden a los más pequeños a establecer unos buenos hábitos de sueño, corrigiendo ideas erróneas y favoreciendo actitudes saludables para mejorar el descanso y prevenir trastornos de sueño. Cada niño es diferente y por ello es imprescindible construir rutinas y horarios en función de sus necesidades y ritmos.

Entonces, ¿cuándo sé si mis hijos tienen un problema de sueño?

Desde la Clínica Euskalduna os mostramos una serie de señales que pueden ayudar a sospechar que el niño o niña tiene algún problema de sueño:

  • Mal rendimiento escolar
  • Hiperactividad, está más activo o activa de la cuenta
  • Dolores en las extremidades
  • Problemas de aprendizaje y de memoria en la escuela
  • Dolores de cabeza por la mañana

Durante la noche:

  • Despertares frecuentes
  • Dificultad para quedarse dormido
  • Ronquidos
  • Se irrita mucho cuando se despierta
  • Se mueve mucho en la cama
  • Suda mucho en la cama

¿Cuándo se considera trastorno?

No todos los problemas de sueño son anormales ni precisan tratamiento, pero sin embargo, el trastorno del sueño se define como una alteración real de una función fisiológica que controla el sueño y opera durante el mismo.  Algunas de las claves para detectarlo son las siguientes:

  • Presenta dificultad para conciliar o mantener el sueño o sufre múltiples despertares.
  • Si comienza a presentar sonambulismo, ronquidos o movimientos repetitivos.
  • Se detectan alteraciones del humor, dificultad para concentrarse, somnolencia durante el día, cansancio físico y mental o un estado de tensión y ansiedad.
  • El problema de sueño está afectando la relación padres-hijo, la relación de toda la familia o sus relaciones sociales y escolares.

En cualquier caso, lo ideal sería contactar con un especialista del equipo médico de la Clínica Euskalduna.