El organismo necesita varios días para readaptarse provocando insomnio, cansancio y alteraciones digestivas
En la madrugada del domingo 26 de octubre los relojes se atrasarán una hora, como cada otoño, marcando el inicio del horario de invierno en el Estado Español. Aunque ganamos aparentemente una hora de sueño, los efectos de este ajuste en el organismo humano y en los animales de compañía pueden ir más allá de la simple molestia temporal. Ese tiempo extra no siempre se traduce de inmediato en mejor descanso: el organismo puede tardar varios días en readaptarse lo que se manifiesta en alteraciones del sueño o somnolencia diurna.
Un reloj interno que se resiente
Nuestro organismo funciona con lo que se denomina un ritmo circadiano, un mecanismo biológico interno que sincroniza funciones como el sueño-vigilia, la producción hormonal, la digestión o la temperatura corporal con los ciclos naturales de luz y oscuridad.
Con el cambio de hora, este engranaje se altera: aunque externamente el reloj se mueve, nuestro “reloj interno” necesita adaptarse. Como demuestran recientes estudios “la alteración del sistema circadiano… al retrasar o adelantar el reloj produce un proceso de desincronización interna”.
Consecuencias en las personas
Aunque para la mayoría los efectos son leves y transitorios, conviene conocerlos –y más aún en una clínica que vela por la salud integral como la Clínica Euskalduna–. Entre los efectos más frecuentes figuran:
- Alteraciones en el sueño: dificultad para conciliarlo o somnolencia diurna.
- Cansancio, menor concentración, irritabilidad.
- Alteraciones digestivas: apetito irregular, comidas fuera de hora.
- En grupos más vulnerables —personas mayores, niños, personas con trastornos previos del sueño— el impacto puede ser mayor.
Además, algunas investigaciones apuntan a que este tipo de “cronodisrupción” (la desincronización del reloj interno) puede asociarse con un mayor riesgo cardiovascular u otros efectos fisiológicos, aunque en la mayoría de las personas esos riesgos son mínimos y temporales.
En resumen: aunque el cambio de hora lo vemos como algo administrativo, es una pequeña alteración que el cuerpo siente.
¿Y qué pasa con los animales?
No solo las personas notan este cambio. Nuestros animales de compañía, e incluso algunos animales de granja, también poseen ritmos biológicos que se ven modificados al trastocarse las rutinas de luz, comida, paseo o sueño.
Por ejemplo, según especialistas en mascotas, tras el cambio horario pueden aparecer: sueño alterado, comidas fuera de hora, inquietud o letargia, especialmente en perros o gatos que ya estaban habituados a rutinas exactas.
Las mascotas más vulnerables son los cachorros, los ancianos o los que ya presentan problemas de salud, puesto que su capacidad de adaptación es menor.
Para ayudarles a adaptarse se recomienda avanzar o retardar poco a poco las horas de paseo o alimentación durante los días previos al cambio, así como mantener un entorno estable.
Este enfoque es aplicable también a animales de mayor tamaño o animales de explotación, donde los cambios de rutina pueden generar estrés o ansiedad, lo que subraya que el ajuste horario no es solo humano.
¿Qué puede hacer la Clínica Euskalduna por usted?
Como centro especializado en bienestar y salud integral en Bilbao, la Clínica Euskalduna asesora a sus pacientes en este periodo de transición de horario, siendo nuestras recomendaciones:
- Mantener una rutina estable de sueño y vigilia: acostarse y levantarse a horas similares.
- Aprovechar la luz natural por la mañana, ya que al retrasarse el ocaso ese factor puede favorecer la adaptación.
- Evitar comidas copiosas o tarde por la noche: el sistema digestivo y el reloj interno lo agradecerán.
- En el caso de personas con patologías del sueño, cardíacas o personas mayores, revisar y hacer un seguimiento de cómo les afecta este cambio.
- Si tiene mascota, ajuste con calma sus rutinas de paseo y alimentación, y observe si se muestran más alteradas de lo habitual.
El cambio al horario es algo más que adelantar o retrasar relojes: es un pequeño reto para nuestro cuerpo y para el de los animales que viven con nosotros. En la mayoría de los casos los efectos son transitorios, pero no por ello menos relevantes, sobre todo si ya existen factores de vulnerabilidad.
La Clínica Euskalduna invita a sus pacientes a prestar atención a este ajuste, adoptar hábitos que faciliten la adaptación y recordar que el bienestar integral —humano o animal— pasa por cuidar los ritmos que la naturaleza viene marcando desde siempre.




